Todos somos Inti-Illimani
Me dieron ganas de escribir del Inti-Illimani. ¿Cuál Inti dirá usted? Y no tengo la respuesta.
Los Inti-Illimani eran nuestros padres. Cercanos, lo suficientemente serios para enseñarnos, lo suficientemente épicos para admirarlos, tan talentosos que nos sentíamos orgullosos. No como los tíos Quilapayún… yo siempre los quise, pero nunca fueron tan cercanos.
Las discusiones entre mis hermanos y yo, eran para elegir el mejor disco, o el mejor cantante, o la mejor canción. Todos teníamos favoritos. En mi caso, en el disco “Arriesgaré la piel” encontré canciones tan lindas que me hacían estallar la cabeza, como la que le daba nombre al disco, cantada por Jorge Coulón, o “Medianoche” del abuelo Manns, que José Seves llevó al mismo firmamento.
Nuestra casa tenía las puertas abiertas, y siempre confiamos en el juicio de nuestros padres. Ya habían invitado a gente fantástica que ofrecía timbres increíbles, como Efrén Viera. El disco “Antes de amar de nuevo” nos afianzó la confianza en su juicio, cuando incluyeron la única voz de plata de la historia de Chile: Daniel Cantillana (Lo siento, Henriquez… seamos honestos) y al carismático Jorge Ball. Los primos habían aprendido el oficio, y tenían la oportunidad.
Maravillosos años de familia.
Hay cosas que los hijos nunca entenderemos respecto a la separación de nuestros padres. Los menos resilientes exigirían a gritos que el matrimonio se mantenga, pero la realidad siempre nos obliga a seguir adelante.
Elegir es injusto.
La mitad de nuestra parentela decidió que Inti-Illimani es una escuela en eterna evolución, y el desarrollo de la familia debería basarse en la creación incesante, procurando mantener el legado ideológico que nos unió por tantos años. La otra mitad prefirió mantenerse al margen del colectivo y erguir las voces históricas, que estaban en el inconsciente colectivo. Y ambas tenían razón.
Uno, con culpa, visitaba a uno y después a otro. Tratando de no hacerle daño a los papás que, probablemente esperaban que uno definera su bando. Ya han pasado diez años y si bien hemos podido convivir en armonía, creo que nos faltó terapia desde el inicio para entender todo hoy.
Manuel García fue consultado por los dosmildieces, y se tiró una frase que me sigue eternamente rondando en la cabeza: “El Inti unido jamás será vencido”. Hoy, con la urgencia de escribir después de escuchar “Teoría de cuerdas” e “Inti Histórico Canta a Manns”, la frase cobra la misma fuerza. Nunca un juicio de propiedad de marca podría borrar recuerdos como este: